En esta casa vivió ella cuando era joven. En la puertecita del fondo del corredor, que entonces no era de aluminio como ahora sino de hierro, con una cortina por fuera. Allí pasó su niñez, su juventud, sus sueños, sus penas, sus alegrías, su vida y recuerdos con sus padres, su boda ; incluso allí vinieron al mundo dos de sus hijos.
Hace tres semanas ha estado ingresada en el hospital durante un mes y , gracias a la mano de Dios, ha salido y sigue recuperándose. No sé si sus hijos somos conscientes de que hemos podido perderla porque lo que ha tenido ha podido ser bastante grave. Pero gracias a Dios, está en su casa y sigue mejorando.
¡Cuántas veces en estas noches de hospital habrá invocado a su madre para que la ayudara a sobrellevar su dolor y a curarse! ¡Cuántas veces habrá recordado esa puertecita que daba entrada a su casa, al amor de su madre y su padre, a la familia tan querida que ella muchas veces recuerda, a lo vivido al lado de sus hermanas y a la lucha de sus padres por sacarlas adelante!
La mano de Dios nos guía y nos conduce por lugares difíciles con su sabiduría. Solo debemos dejarnos llevar. ¡Ojalá siempre sepamos ponernos bajo su protección , como sus padres, para luchar contra las inclemencias y dificultades! Por supuesto, también para recuperar la salud después de una mala racha y , por añadidura, la ilusión por la vida.
¿Por qué has dejado de escribir... ? Creo que deberías seguir haciéndolo.
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