Pues sí, un nuevo comienzo en mi vida al llegar el momento de la jubilación. Ya llevo dos meses y, aunque parece que todo ha sucedido paulatinamente y casi sin enterarme, es cierto. Ya no madrugo, no he de prepararme las clases, no he de corregir trabajos ni exámenes, ni hacer programaciones, ni explicar lecciones para que los chicos aprendan ni preocuparme por su educación . Puedo hacer con mi tiempo lo que quiera, aunque de momento hay personas que me necesitan en mi familia y estoy al tanto de ellas.
Han sido 41 cursos escolares de trabajo en los que ha habido problemas y preocupaciones , pero también satisfacciones. Paradójicamente me he jubilado en el mismo colegio en el que hice mis prácticas y en el que empecé a trabajar. ¿Ha sido coincidencia o había un plan secreto del destino para ello ? No lo sé. Si hiciera balance de mi carrera tendría que calificarla como bastante buena. No tanto por lo que yo haya hecho sino por la buena gente y buenos compañeros con quienes he coincidido y la buena suerte que siempre me ha acompañado. También por los buenos alumnos y alumnas que han pasado por mis manos y a los que espero haber ayudado a ser buenos hombres y mujeres de provecho y felices.
Cuando empecé a estudiar Magisterio no sabía si me gustaría o no esta carrera. Es más, no he sido una joven a quien le gustaran mucho los niños pequeños, ni hacerles muchas gracietas, ni jugar con ellos...no se me daban bien. Sin embargo, a lo largo de esta vida de educadora, he ido descubriendo que los niños son personas que sólo piden que se les trate como tales y que están ávidos por descubrir el mundo y sus misterios si se les sabe motivar bien. No siempre ha sido fácil. A veces se han presentado dificultades, bien por los propios alumnos o por las condiciones familiares. Espero haber dado, al menos, buen ejemplo y que el recuerdo que guarden de mí sea agradable. Espero haber trabajado con el empeño y el amor suficiente para conseguir lo que se esperaba de mí. El Señor me puso en esta profesión y me dio todas las facilidades para desempeñarla bien. Aunque sé que he tenido muchos fallos, creo que el balance ha sido bueno. Me he sentido siempre apreciada y querida por mis compañeros y creo que también por los padres de los niños.
Sólo queda dar las gracias: a mis padres por ponerme en este camino, a mis compañeros y alumnos por ayudarme y a El Señor por protegerme siempre. GRACIAS.
Han sido 41 cursos escolares de trabajo en los que ha habido problemas y preocupaciones , pero también satisfacciones. Paradójicamente me he jubilado en el mismo colegio en el que hice mis prácticas y en el que empecé a trabajar. ¿Ha sido coincidencia o había un plan secreto del destino para ello ? No lo sé. Si hiciera balance de mi carrera tendría que calificarla como bastante buena. No tanto por lo que yo haya hecho sino por la buena gente y buenos compañeros con quienes he coincidido y la buena suerte que siempre me ha acompañado. También por los buenos alumnos y alumnas que han pasado por mis manos y a los que espero haber ayudado a ser buenos hombres y mujeres de provecho y felices.
Cuando empecé a estudiar Magisterio no sabía si me gustaría o no esta carrera. Es más, no he sido una joven a quien le gustaran mucho los niños pequeños, ni hacerles muchas gracietas, ni jugar con ellos...no se me daban bien. Sin embargo, a lo largo de esta vida de educadora, he ido descubriendo que los niños son personas que sólo piden que se les trate como tales y que están ávidos por descubrir el mundo y sus misterios si se les sabe motivar bien. No siempre ha sido fácil. A veces se han presentado dificultades, bien por los propios alumnos o por las condiciones familiares. Espero haber dado, al menos, buen ejemplo y que el recuerdo que guarden de mí sea agradable. Espero haber trabajado con el empeño y el amor suficiente para conseguir lo que se esperaba de mí. El Señor me puso en esta profesión y me dio todas las facilidades para desempeñarla bien. Aunque sé que he tenido muchos fallos, creo que el balance ha sido bueno. Me he sentido siempre apreciada y querida por mis compañeros y creo que también por los padres de los niños.
Sólo queda dar las gracias: a mis padres por ponerme en este camino, a mis compañeros y alumnos por ayudarme y a El Señor por protegerme siempre. GRACIAS.
Me ha gustado mucho leerte, la sensación de plenitud que transmites de una labor hecha con corazón y entusiasmo, un trabajo que has disfrutado y que te ha debido enriquecer a muchos niveles. Enhorabuena por ello, no todo el mundo puede decir lo mismo en el ambito laboral. Y bueno, has finalizado una etapa y ahora comienza una nueva donde dispondrás de tiempo para ti, para los tuyos, por la energía que proyectas a través de tus letras, seguro que harás buen uso de él.
ResponderEliminarUn saludo