Atravesamos una época de cambios. Todo va demasiado deprisa. Lo que ayer era tenido por cierto, hoy se cuestiona y mañana no tendrá valor. La educación no debería buscar otra cosa que la felicidad del ser humano a través del conocimiento para luego poder compartir todo lo aprendido con los demás. Sin embargo , muchos buscan más bien conseguir un estatus , bienes materiales , poder, influencia sobre otros, el bienestar en grado cada vez mayor sin importar a quien haya que llevarse por delante.
La tecnología invade nuestras vidas, nos hace gastar el tiempo con tal rapidez que los días se nos quedan cortos. En vez de servir para ayudarnos, a veces nos complica la existencia .El teléfono ya no es un simple medio para comunicarnos cuando es necesario. Se ha convertido en muchas cosas a la vez y lo que menos hace es permitir la comunicación entre los seres humanos. Es frecuente ver a grupos de personas juntos ( amigos, padres e hijos, parejas, pandillas de jóvenes...) que no hablan entre sí. No, no lo hacen . Llevan cada uno en la mano el último modelo de teléfono móvil conectado a internet , y parecen hipnotizados por las posibilidades del aparatito . A veces el uso de esos mismos teléfonos consigue que haya problemas entre las parejas, desconfianzas, infidelidades ; también pueden poner en peligro la privacidad de cada uno, incluso a niños y adolescentes. Parece como si hubiera una fiebre por enseñar las intimidades de cada uno, sus imágenes preferidas o llamativas, para que todo el mundo lo conozca .¿Por qué?
Supongo que debe ser porque el ser humano ansía comunicarse con los demás. No está hecho para la soledad. Y todo esto....¿a dónde nos llevará?
Deberíamos reflexionar cada uno sobre el sentido de nuestra existencia. Saber qué valores hay en ella ( aunque no coticen en bolsa) que no van a cambiar por mucho que cambie la tecnología . Saber qué es lo que verdaderamente nos hace felices y que no es precisamente el tener cada vez más. Saber que lo que de verdad llena una vida es volcarse en los otros, abrir las manos para dar y no para coger. Acordarse de tantas personas necesitadas de lo más básico que están en el mismo planeta que nosotros y hacer algo por remediarlo.
La tecnología invade nuestras vidas, nos hace gastar el tiempo con tal rapidez que los días se nos quedan cortos. En vez de servir para ayudarnos, a veces nos complica la existencia .El teléfono ya no es un simple medio para comunicarnos cuando es necesario. Se ha convertido en muchas cosas a la vez y lo que menos hace es permitir la comunicación entre los seres humanos. Es frecuente ver a grupos de personas juntos ( amigos, padres e hijos, parejas, pandillas de jóvenes...) que no hablan entre sí. No, no lo hacen . Llevan cada uno en la mano el último modelo de teléfono móvil conectado a internet , y parecen hipnotizados por las posibilidades del aparatito . A veces el uso de esos mismos teléfonos consigue que haya problemas entre las parejas, desconfianzas, infidelidades ; también pueden poner en peligro la privacidad de cada uno, incluso a niños y adolescentes. Parece como si hubiera una fiebre por enseñar las intimidades de cada uno, sus imágenes preferidas o llamativas, para que todo el mundo lo conozca .¿Por qué?
Supongo que debe ser porque el ser humano ansía comunicarse con los demás. No está hecho para la soledad. Y todo esto....¿a dónde nos llevará?
Deberíamos reflexionar cada uno sobre el sentido de nuestra existencia. Saber qué valores hay en ella ( aunque no coticen en bolsa) que no van a cambiar por mucho que cambie la tecnología . Saber qué es lo que verdaderamente nos hace felices y que no es precisamente el tener cada vez más. Saber que lo que de verdad llena una vida es volcarse en los otros, abrir las manos para dar y no para coger. Acordarse de tantas personas necesitadas de lo más básico que están en el mismo planeta que nosotros y hacer algo por remediarlo.
Y al final del camino de la vida, cuando haya que tomar la barca que nos lleve a ese último viaje, en ella estará todo aquello que hayamos sabido dar a los demás: nuestro cariño, nuestra solidaridad, nuestro amor, nuestra compañía, nuestro trabajo para los otros, nuestros desvelos por los que nos necesiten...