Hoy quiero agradecer a todas las personas que se preocupan por mí , eso mismo: su cariño y su preocupación. Seguramente no lo merezco mucho, pero es ahora cuando estoy notándolo una vez más en mi vida. Estoy pasando por un momento delicado en mi salud y siento a mi alrededor su cuidado y sus atenciones. Me pregunto si yo hago lo suficiente por todos ellos, por mis padres, mis hermanos, mi esposo, mis compañeros, mis familiares... Me pregunto si les tengo en la misma estima que ellos me tienen a mí. Quizás esta situación tenga algo bueno y sea esto: volcarme en ellos más de lo que hasta ahora lo he hecho.
Y ¿qué decir de Nuestro Señor? No me abandonó ni un momento. Todo el tiempo lo sentí a mi lado, siempre que le llamé para pedir su ayuda, allí estuvo reconfortándome.
Gracias y mil millones de gracias. ¡Ojalá que tu presencia, Señor, sea una luz tangible y fuerte que me acompañe siempre!
Y ¿qué decir de Nuestro Señor? No me abandonó ni un momento. Todo el tiempo lo sentí a mi lado, siempre que le llamé para pedir su ayuda, allí estuvo reconfortándome.
Gracias y mil millones de gracias. ¡Ojalá que tu presencia, Señor, sea una luz tangible y fuerte que me acompañe siempre!