En este sábado de primavera poco nuevo hay que contar. O mucho, según se mire. A veces la vida va discurriendo sin pausa y con la prisa que le da el sentir que no podemos controlar el tiempo. Los sentimientos se convierten en caballitos desbocados difíciles de controlar, dominados por nuestro propio orgullo, en los que las personas a quienes más queremos son las que sufren nuestros cambios de humor y nuestros malentendidos. ¿O acaso somos nosotros los mal entendidos por esas personas a quienes más queremos? ¡Qué difícil es transmitirle a alguien el propio pensamiento sin que lo malinterprete!
Ser mujer y querer ser libre se convierte a veces en una falacia. No es tan fácil hacerle ver a esa persona que está contigo lo que realmente quieres , lo que realmente te gusta o no de lo que te está dando, o lo que verdaderamente esperas de ella. Depende mucho, claro está, de como sea esa persona.
Las relaciones personales son complicadas. Algunas veces dan ganas de dar media vuelta y despedir de la propia vida a quienes te la condicionan. Luego te preguntas si esa persona recibe de tí todo lo que esperaba...Tú crees que sí. Porque te has esforzado en hacerlo, porque has vivido pendiente de sus deseos, sus gestos, sus gustos,sus opiniones...hasta que el ídolo en que lo convertiste deja de ser tan perfecto a tus ojos. Te muestra sus debilidades, sus dependencias (que no compartes), su malhumor y cierta tendencia a querer dominarte. Y vuelves a reivindicar tus ansias de libertad.
En algún momento te llega la idea de que estás en esta vida con algún propósito especial. ¿Será quizás el de permanecer al lado de estas personas complicadas para ayudarlas?
Hay quien dice que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. También se oye contínuamente que la felicidad no hay que buscarla fuera de nosotros ni en las cosas materiales, sino en nuestro interior y en hacer el bien a los demás dando amor.
Supongo que habrá que seguir adelante, agradeciendo el amanecer de cada día y esperar con fé que todo vaya mejorando y recolocándose en su sitio.
Ser mujer y querer ser libre se convierte a veces en una falacia. No es tan fácil hacerle ver a esa persona que está contigo lo que realmente quieres , lo que realmente te gusta o no de lo que te está dando, o lo que verdaderamente esperas de ella. Depende mucho, claro está, de como sea esa persona.
Las relaciones personales son complicadas. Algunas veces dan ganas de dar media vuelta y despedir de la propia vida a quienes te la condicionan. Luego te preguntas si esa persona recibe de tí todo lo que esperaba...Tú crees que sí. Porque te has esforzado en hacerlo, porque has vivido pendiente de sus deseos, sus gestos, sus gustos,sus opiniones...hasta que el ídolo en que lo convertiste deja de ser tan perfecto a tus ojos. Te muestra sus debilidades, sus dependencias (que no compartes), su malhumor y cierta tendencia a querer dominarte. Y vuelves a reivindicar tus ansias de libertad.
En algún momento te llega la idea de que estás en esta vida con algún propósito especial. ¿Será quizás el de permanecer al lado de estas personas complicadas para ayudarlas?
Hay quien dice que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. También se oye contínuamente que la felicidad no hay que buscarla fuera de nosotros ni en las cosas materiales, sino en nuestro interior y en hacer el bien a los demás dando amor.
Supongo que habrá que seguir adelante, agradeciendo el amanecer de cada día y esperar con fé que todo vaya mejorando y recolocándose en su sitio.